... en època de Ferran II el Catòlic, Compte de Barcelona i Rei de la Corona d'Aragó, la Torre dels Frares es va fer servir com a centre de la Inquisició?
Font: PoblesdeCatalunya
I per a pensar aquesta nit, en el moment de dormir:
La Torre dels Frares va dependre del Monestir de Sant Jeroni de la Murtra i estava destinada a ser casa de repòs per als frares. Al Monestir es diu que els Reis Catòlics van rebre a Colom, després del seu primer viatge cap a les índies. És possible doncs que els Reis Catòlics o Colom haguessin visitat la Torre dels Frares?
Bona nit
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XC
el
20:33
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Can Vestit,
Sabies que...,
Torre dels Frares
2 Comments:
-
- Perucho said...
5 d’abril del 2014, a les 6:42Colón se reunió con los Reyes Católicos para anunciarles el descubrimiento del Nuevo Mundo, en el Salón del Tinell, que tiene su entrada por la plaza del Rey en Barcelona,con ocasión de una de sus varias estancias que los monarcas gustaban regalarse en la Ciudad Condal y en las que pasaban algunas temporadas.- XC said...
18 de novembre del 2015, a les 13:48No podemos afirmar de manera taxativa
Cristóbal Colón regresó a la península Ibérica en marzo de 1493, tras el descubrimiento de América o de las Indias, ya que el almirante creía haber alcanzado el continente asiático navegando desde Occidente, cuando en realidad había descubierto un continente completamente desconocido para los europeos. En abril de 1493 Cristóbal Colón fue recibido por los Reyes Católicos en Barcelona pero no se sabe con certeza el día en que el almirante entró en la ciudad, aunque probablemente fue a finales de abril.
Tampoco se sabe el lugar exacto en el que fue recibido; pudo ser en el Salón del Tinell, en el centro de Barcelona, o en el monasterio de San Jerónimo de la Murtra, en Badalona; puede que visitara ambos lugares.
«Presentó a los reyes el oro y las cosas que traía del otro mundo; y ellos y cuantos estaban delante se maravillaron mucho en ver que todo aquello, excepto el oro, era nuevo como la tierra donde nacía. Loaron los papagayos, por ser de muy hermosos colores: unos muy verdes, otros muy colorados, otros amarillos, con treinta pintas de diversa color; y pocos de ellos parecían a los que de otras partes se traen. Las hutias o conejos eran pequeñitos, orejas y cola de ratón, y el color gris. Probaron el ají, especia de los indios, que les quemó la lengua, y las batatas, que son raíces dulces, y los gallipavos, que son mejores que pavos y gallinas. Marvilláronse que no hubiese trigo allá, sino que todos comiesen pan de aquel maíz. Lo que más miraron fue los hombres, que traían cercillos de oro en las orejas y en las narices, que ni fuesen blancos, ni negros, ni loros, sino como triciados o membrillos cochos. Los seis indios se bautizaron, que los otros no llegaron a la corte; y el rey, la reina y el príncipe don Juan, su hijo, fueron los padrinos, por autorizar con sus personas el santo bautismo de Cristo en aquellos primeros cristianos de las Indias y Nuevo Mundo», escribió el cronista Francisco López de Gomara en el siglo XVI.
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Cristóbal Colón regresó a la península Ibérica en marzo de 1493, tras el descubrimiento de América o de las Indias, ya que el almirante creía haber alcanzado el continente asiático navegando desde Occidente, cuando en realidad había descubierto un continente completamente desconocido para los europeos. En abril de 1493 Cristóbal Colón fue recibido por los Reyes Católicos en Barcelona pero no se sabe con certeza el día en que el almirante entró en la ciudad, aunque probablemente fue a finales de abril.
Tampoco se sabe el lugar exacto en el que fue recibido; pudo ser en el Salón del Tinell, en el centro de Barcelona, o en el monasterio de San Jerónimo de la Murtra, en Badalona; puede que visitara ambos lugares.
«Presentó a los reyes el oro y las cosas que traía del otro mundo; y ellos y cuantos estaban delante se maravillaron mucho en ver que todo aquello, excepto el oro, era nuevo como la tierra donde nacía. Loaron los papagayos, por ser de muy hermosos colores: unos muy verdes, otros muy colorados, otros amarillos, con treinta pintas de diversa color; y pocos de ellos parecían a los que de otras partes se traen. Las hutias o conejos eran pequeñitos, orejas y cola de ratón, y el color gris. Probaron el ají, especia de los indios, que les quemó la lengua, y las batatas, que son raíces dulces, y los gallipavos, que son mejores que pavos y gallinas. Marvilláronse que no hubiese trigo allá, sino que todos comiesen pan de aquel maíz. Lo que más miraron fue los hombres, que traían cercillos de oro en las orejas y en las narices, que ni fuesen blancos, ni negros, ni loros, sino como triciados o membrillos cochos. Los seis indios se bautizaron, que los otros no llegaron a la corte; y el rey, la reina y el príncipe don Juan, su hijo, fueron los padrinos, por autorizar con sus personas el santo bautismo de Cristo en aquellos primeros cristianos de las Indias y Nuevo Mundo», escribió el cronista Francisco López de Gomara en el siglo XVI.