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divendres, 4 d’octubre del 2024

A finals del segle XIX es publicava un recull de notes provinents de diverses publicacions en un diari anomenat "La Imprenta", una publicació que ja hem tractat en alguna ocasió en aquest bloc.

L'any 1872 es va publicar una nota del Diari de Barcelona que ens permet disposar de certes dades sobre l'antic Hostal de Font-Freda.

A banda dels aldarulls ètnics que segons la publicació es van dur a terme en aquell indret, la nota principalment ens facilita una visió del moment, a finals del segle XIX, quan l'hostal era ja un indret enrunat.

També es menciona una pressó que ja sabem estava emplaçada a Montcada, molt probablement al carrer Barcelona, com ja ens va insinuar l'amic Ricard Ramos fa uns anys, QEPD.

La transcripció diu:

Escriben anteayer al "Diario de Barcelona" desde Moncada:

A la una de esta madrugada ha llegado a Moncada una colonia de gitanos andaluces compuesta de unos cuarenta individuos de ambos sexos y acompañados de multitud de caballerías menores, se alojaron en una casa medio derruida llamada "Fontfreda", cayendo como una plaga sobre las huertas vecinas que devastaron. Parte del día pasaron en una taberna tragando sendos porrones de vino quedando completamente bebidos al poco rato; empezó luego entre ellos una pelea descomunal, sacando á relucir toda clase de instrumentos y en particular unos tremendos puñales que ponían a la punta de un palo hiriéndose mútuamente.

Los viajeros de un tren que acertaba á pasar se alarmaron creyendo asistir á una pelea de caslistas y voluntarios, pues también se dispararon varios tiros de pistola. Por fin tuvieron las autoridades a intervenir, acompañadas de varios sugetos armados. Al ver la justicia, la mayor parte escaparon. Uno de elos al ser detenido trató de defenderse con un enorme puñal, mas se le encaró un revolver y pudo ser desarmado. Los demás fueron presos arrojando las armas de que iban provistos: una muger al pasar frente la casa rectoral arrojó un palo surmontado de una porra de hierro que fé casi a dar a la cabeza del señor cura que veia pasar aquel extraño convoy. Se tomó declaración á los que pudieron ser habidos, se curó á un herido de bastante gravedad, dos quedaron presos en la cárcel o, se registró á todos quitándoles sus armas y por fin, se les dio órden terminante de salir inmediatamente del pueblo. ¿Podría decir V. alguna cosa sobre la inmoralidad de las tabernas que dan de beber á los que están beodos? En Francia no se permite tal cosa.

 Fons: Diari "La Imprenta". 1872.


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